
Los hoteles están concebidos para descansar y dormir a pierna suelta, pero hay algunos que invitan a todo lo contrario. Alojarse en estos últimos es una experiencia en sí misma, independientemente del lugar donde se encuentren. Los hay claustrofóbicos, como los hoteles cápsula, otros que dan miedo y también aquellos en los que la soledad absoluta puede llegar a abrumarnos. Pero también hay palacios reales que nos envolverán en una experiencia suntuosa, construcciones prehistóricas reconvertidas, confortables cabañas de diseño vanguardista en el Círculo Polar… Son hoteles que parten de ideas un tanto extrafalarias (o en el mejor de los casos, singulares) donde habrá que hacer un esfuerzo para cerrar los ojos.
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