Honduras, tierra de belleza natural, cultura vibrante y… ¿diputados con bolsillos más profundos que su compromiso cívico? Así parece, según una reveladora exposición de los exorbitantes gastos del Congreso Nacional.
El pueblo hondureño, luchando en las sombras de la pobreza, ha expresado su justa indignación y exige respuestas.
César Espinal, el inquebrantable coordinador del Observatorio de Política Criminal Anticorrupción del CNA, ha puesto en jaque a los señores del Congreso con un desgarrador retrato de sus excesos.
Resulta que, hasta el mes de agosto de 2023, el Congreso Nacional ha dilapidado no menos de 600 millones de lempiras.
Pero antes que se piense que este dinero se destinó a proyectos de vital importancia, debemos aclarar que el 93% de esa asombrosa suma desapareció en los bolsillos de los diputados.
El arte de gastar sin reparos parece ser una disciplina muy apreciada por nuestros honorables congresistas.
En agosto, la partida destinada a "servicio personal", que abarca sueldos y viáticos, creció como una epidemia fuera de control, sumando más de 400 millones de lempiras.
¡No es que necesitaran un aumento, pero aparentemente tenían que pagar la renta de sus mansiones en las nubes! Y, hablando de nubes, los viajes del Congreso también fueron un festín: 111 millones de lempiras destinados a hacer turismo fuera y dentro del país.
Pero eso no es todo. Los diputados hondureños son tan aficionados a los viáticos que no parecen querer dejar de recibirlos. ¿Gastos de transporte? ¡Por supuesto! ¿Alquiler de apartamentos? ¡Claro! Al fin y al cabo, no es dinero de ellos, es del pueblo, ¿qué más da?
