El pasado 6 de enero se confirmaba lo que era un secreto a voces desde hacía meses, Kim Kardashian y Kanye West habían decidido divorciarse tras siete años de matrimonio. Kardashian contrató a la abogada especializada en los divorcios de las estrellas, Laura Wasser, para que negociara un acuerdo privado y blindado. Hace ya semanas que Kim, de 40 años, no lleva su anillo de casada mientras Kanye, de 43, permanece en su rancho de Wyoming donde pasó las vacaciones de Navidad, en lugar de hacerlo con la familia Kardashian, un indicio más del deteriorado estado de su relación.
“Kanye no lo está haciendo bien. Está ansioso y muy triste. Sabe que el matrimonio ha terminado y no hay nada que se pueda hacer en este momento. También sabe lo que está perdiendo al terminar con Kim”, ha dicho un portavoz de Kardashian. La pareja no está realizando declaraciones, pero se manifiesta a través de declaraciones de fuentes como esta.
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El divorcio será millonario, pero no parece que el dinero vaya a ser un gran obstáculo, ya que el rapero está dispuesto a ser generoso. West es el más rico de la pareja, sin embargo, gran parte de su patrimonio neto está vinculado a su empresa de ropa, sin liquidez. Otra pieza clave de la fortuna del rapero está en su marca de zapatos, que es conocida porque cada par de zapatillas cuesta más de 200 dólares. Valorada en 1.260 millones de dólares.