En un partido de ensueño y polémica arbitral en los minutos finales, el Barcelona derrotó 3-0 al Sevilla y automáticamente se clasificó a la final de la Copa del Rey dejando muy buenas sensaciones a lo que será la vuelta del partido de Champions ante el PSG donde sueñan con volver a remontar como hace un par de años, pero en una situación adversa y de visita.
Los goles azulgranas fueron obra de Dembélé, Piqué y Martin Braitwhite para redondear un partido perfecto para los de Ronald Koeman que ante las críticas este resultado le da un poco de respiro.