Las muertes violentas de periodistas y comunicadores en Honduras representan la forma más extrema de censura y constituyen una amenaza grave a la libertad de prensa y de expresión.
Según datos del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh), al menos 100 periodistas y comunicadores han perdido la vida de manera violenta entre 2021 y marzo de 2024.
Estos actos de violencia no solo constituyen una grave violación de los derechos humanos fundamentales, sino que también tienen consecuencias devastadoras para la sociedad en su conjunto.
Cuando los periodistas son silenciados a través de la intimidación, la violencia o el asesinato, se socava la capacidad de la sociedad para acceder a información veraz y objetiva y para ejercer su derecho a la libertad de expresión.
La falta de investigaciones exhaustivas y la ausencia de justicia para las víctimas y sus familias perpetúan un ciclo de violencia e impunidad que debilita aún más la libertad de prensa y el estado de derecho en Honduras.
Sin un ambiente seguro y protegido para ejercer el periodismo, la capacidad de los medios de comunicación para cumplir con su función de informar y cuestionar al poder se ve seriamente comprometida.
La Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos (Oacnudh), en su informe sobre la situación de los derechos humanos en Honduras, documentó que en 2023 se registraron 145 ataques contra periodistas y el asesinato de 15 defensores de derechos humanos, incluidos dos periodistas.
El Conadeh señala que más del 90% de las muertes violentas de personas vinculadas a los medios de comunicación permanecen en impunidad.
"Preocupa el alto nivel de impunidad en los casos que están sin castigo", afirmó Julio Velásquez, relacionador público del Conadeh.
Velásquez también detalló que la violencia homicida se ha extendido a 43 municipios del país, convirtiéndose estos en escenarios de las muertes violentas.
Insistió en que se debe reflexionar sobre la “pasividad” con la que las autoridades han manejado estos casos.