Sin embargo, el Tribunal Civil y Administrativo de Tasmania ordenó a MONA que dejara de negar la entrada a "personas que no se identifican como mujeres", tras dictaminar en abril que el espectáculo infringía la Ley contra la Discriminación de 1998.
Ante las críticas, Kaechele explicó al tribunal que negar la entrada a los hombres a la misteriosa sala formaba parte del arte, pues les daba una idea de la discriminación y la exclusión que han sufrido muchas mujeres a lo largo de la historia.