Con un grupo de amigos, Brian viajó a Cancún, donde aprovechó la ocasión para sorprender a Claudia. Contrató a un especialista para que organizara una cena romántica a la orilla de la playa, un momento mágico que culminó en su compromiso. La velada, iluminada por la luz de las estrellas y el murmullo de las olas, selló su promesa de amor eterno.