La decisión del Congreso Nacional de Honduras de suspender sus sesiones esta semana ha generado indignación y críticas en redes sociales. El vicepresidente del Congreso, Hugo Noé Pino, anunció que no habrá actividad legislativa hasta el próximo 19 de noviembre, justificando la pausa con el enfoque en la preparación de planillas para las elecciones venideras.
La medida provocó comentarios de usuarios en redes, quienes cuestionan la efectividad de los diputados en sus funciones. "Les pagan por no sesionar, lamentablemente", comentó una usuaria, reflejando el sentimiento de frustración ante lo que consideran un bajo rendimiento del Congreso.
Hasta el momento, el Congreso liderado por Luis Redondo ha sesionado únicamente 190 horas en todo el año y ha presentado 444 proyectos de ley, de los cuales solo se han aprobado 93. Muchos ciudadanos consideran que este nivel de productividad es "deficiente y pobre", sobre todo en relación con el alto salario que reciben los 128 diputados propietarios y sus respectivos suplentes.
El descontento público se centra en la percepción de una falta de compromiso y responsabilidad por parte de los legisladores, quienes, según los críticos, deberían priorizar su labor legislativa y responder a las necesidades de la ciudadanía en lugar de enfocar su tiempo en actividades relacionadas con las elecciones.