Kevin Rodríguez denunció que las turbinas adquiridas por Honduras, como parte del proyecto Brasavola, tienen 16 años de uso y provienen de Noruega, según los hallazgos de una investigación publicada por un medio local.
Estas turbinas fueron adquiridas para el proyecto de generación de energía en el país, pero Rodríguez reveló que no cuentan con repuestos disponibles, lo que complica su operación a largo plazo.
En su análisis, Rodríguez destacó que las turbinas están funcionando con diésel debido a la falta de suministro de gas natural en Honduras, el combustible para el cual fueron diseñadas. Esta situación refleja una falta de previsión en la infraestructura energética, ya que el país no cuenta con las condiciones necesarias para su funcionamiento óptimo.
Otro aspecto señalado en la investigación es que la empresa encargada de la compra de las turbinas es la misma que recibió un contrato directo de la Empresa Nacional Portuaria (ENP) para la construcción de una terminal de gas natural en Puerto Cortés, como parte del mismo proyecto.
Este vínculo entre las adquisiciones y la obra ha generado dudas sobre la transparencia y los procesos de contratación en proyectos estratégicos para el sector energético.
La denuncia ha puesto en evidencia la falta de planificación en los proyectos energéticos de Honduras, lo que ha generado cuestionamientos sobre la viabilidad y el impacto de tales decisiones a largo plazo.