Recientemente, el gobierno de Nicaragua, liderado por el Presidente Daniel Ortega emitió un contundente comunicado este domingo, en el cual calificó al Vaticano de "depravado"y" pedófilo".
La crítica se centró especialmente en una entrevista dada por el obispo Rolando Álvarez, quien, después de ser despojado de su nacionalidad, relató su experiencia un año después de su liberación y llegada a Roma.
Asimismo, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua expresó su rechazo a las declaraciones realizadas por representantes del Vaticano.
A través de sus plataformas oficiales, el Vaticano habría emitido comentarios que, según el gobierno nicaragüense, constituyen "un agravio y un insulto" a la soberanía y dignidad de su país.
Finalmente, este incidente agrava aún más las tensiones entre el gobierno nicaragüense y la Iglesia Católica.
La postura de Nicaragua ante los comentarios de Álvarez refleja la creciente fricción con la institución religiosa, en un contexto de relaciones diplomáticas cada vez más tensas.
