El sistema fue probado en un escenario controlado en las orillas del lago Qinghai, en el noroeste de China. A una distancia de 101,8 kilómetros, los investigadores instalaron una serie de reflectores, y, sorprendentemente, el sistema fue capaz de distinguir detalles de apenas 1,7 milímetros de ancho. Esto marca un hito en la capacidad de observación, superando por un amplio margen a las cámaras espía y telescopios convencionales, que ofrecen resoluciones mucho más bajas.
Lo que diferencia a esta tecnología es el uso innovador de un láser especializado. El sistema no solo mejora la capacidad de observación mediante una resolución extremadamente precisa, sino que también emplea una matriz de microlentes de 4×4 para ampliar la apertura óptica, permitiendo una mejor captación de detalles en el campo de visión. Además, el uso de frecuencias superiores a los 10 gigahercios para emitir señales ha permitido que el sistema alcance una precisión de medición extremadamente fina, superando las limitaciones tradicionales de tamaño de apertura y campo visual.