En un país donde la crisis económica golpea con fuerza, la falta de recursos para sectores esenciales como la salud, la educación y el empleo, pone en evidencia la desconexión del gobierno con las necesidades urgentes de la población. Mientras los hondureños enfrentan incrementos en la pobreza y el desempleo, el gobierno liderado por Xiomara Castro ha priorizado la celebración de la Cumbre que se llevará a cabo del 7 al 9 de abril de 2025, evento que, según se ha informado, podría costar entre 5 y 6 millones de dólares.
Este evento de alto perfil internacional, donde la presidenta Castro hará el traspaso de la presidencia pro tempore a su homólogo colombiano, Gustavo Petro, ha sido calificado por el Canciller Eduardo Enrique Reina como una "gran oportunidad" para Honduras, a pesar de la profunda crisis económica que afecta a sus ciudadanos. La llegada de numerosas autoridades extranjeras y jefes de Estado refleja la importancia política del evento, pero el costo financiero de la cumbre plantea una pregunta urgente: ¿es esta la prioridad adecuada para un país que enfrenta serias carencias?
Mientras tanto, en las calles de Honduras, los médicos, maestros y otros trabajadores del sector público no reciben los salarios que se les deben, la pobreza crece a un ritmo alarmante y las inversiones que podrían generar empleo escasean.
La crítica hacia el manejo de los recursos públicos es más necesaria que nunca, y las autoridades deben rendir cuentas ante un pueblo que ya ha esperado demasiado para ver cambios reales en su bienestar.