San Juancito: El pueblo del billete de 500 que guarda historia, naturaleza y encanto

Ubicado entre los conocidos destinos turísticos de Valle de Ángeles y Cantarranas, San Juancito es un tesoro escondido en las montañas de Francisco Morazán que combina historia, naturaleza y cultura en cada rincón.

Conocido por ser el emblemático escenario del billete de L500, este pintoresco pueblo fue clave en la historia minera e industrial de Honduras. Para llegar a él, el camino transcurre entre tramos pavimentados y empedrados, hasta llegar a la parte baja del pueblo donde se encuentra un pequeño parqueo disponible para visitantes.

San Juancito fue el hogar de la Compañía Minera Rosario, una de las primeras inversiones extranjeras en el país. Gracias a esta operación minera, el pueblo se convirtió en el primer lugar de Honduras en contar con energía eléctrica, al operar aquí la primera planta hidroeléctrica de Centroamérica.

Pero la historia no termina ahí. En este rincón de Honduras también se instaló la primera embajada de los Estados Unidos en el país, un testimonio del auge y relevancia que tuvo San Juancito en tiempos pasados.

Para visitar esta joya histórica, es necesario subir hasta la zona de El Rosario. El camino, aunque lleno de encanto, no está en las mejores condiciones para vehículos particulares, por lo que lo más recomendable es tomar un mototaxi por L100. De esta forma, además de cuidar tu vehículo, apoyas la economía local.

El ingreso a la antigua embajada tiene un costo simbólico de L10. Al recorrerla, los visitantes pueden apreciar las bases operativas utilizadas durante la época minera, una pequeña galería de fotografías históricas, y muestras del cuarzo, un mineral que abunda en la zona y que todavía hoy se utiliza para joyería, decoración y artesanías.

Después de la caminata y el recorrido cultural, nada mejor que una buena comida local. En la parte baja del pueblo se encuentra El Crisol, un restaurante acogedor que no solo ofrece platillos típicos, sino que también resguarda recuerdos visuales del pasado glorioso del pueblo.

Este lugar fue escenario de eventos históricos, tuvo su primer operación la embotelladora La Reina en los años 50, y hoy sus paredes están decoradas con fotografías que muestran cómo era San Juancito cuando la compañía minera estaba en pleno funcionamiento.

San Juancito es más que un destino turístico: es una cápsula del tiempo que invita a descubrir un capítulo poco conocido, pero fundamental, de la historia hondureña.

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