A ocho meses de gobernación: ¿A cumplido con las expectativas Xiomara Castro?

Como ya era de esperarse la nueva administración del país liderada por la presidenta Xiomara Castro estaría vigilada permanentemente y bajo la lupa no solo de los funcionarios políticos sino del pueblo hondureño que la llevó al poder depositando la confianza que el gobierno de Juan Orlando Hernández había destruido.

En los primeros meses todo indicaba un nuevo amanecer y parecía que Honduras por fin miraba la luz en medio de la oscuridad que dejó el gobierno saliente, la administración de Castro alcanzaba más del 50% de aprobación por la empresa Datoworld y estaba entre los mejores evaluados de América Latina.

Pero a ocho meses exactos de gobernación la inconformidad de un gran porcentaje de la población parece opacar y apuntar contra las decisiones de Castro entorno al país, podemos deducir que parte de esto se vio reflejado en la ultima encuesta que realizó Datoworld en la cual apareció “reprobado” el gobierno de Honduras con un porcentaje abajo del 40%.

Entre las decisiones que más repudio recibió del pueblo hondureño fue la inclusión de la comunidad LGTBIQ+ en los desfiles de las fiestas patrias del 15 de septiembre donde además algunos miembros se atrevieron a faltar a la moral y el respeto, y se formó caos y desorden en lo que debió ser una celebración limpia y la oportunidad de afirmar el compromiso de un gobierno diferente.

A este gobierno también le llueven las críticas por la alta cantidad de dinero que gasta el Congreso Nacional en pagos de viáticos, de acuerdo con una encuesta que realizó el Consejo Nacional Anticorrupción a los habitantes de los 18 departamentos los funcionarios del Legislativo resultan reprobados por sus acciones al igual que la presidenta Xiomara Castro.

A ello se le agrega la relación tensa entre el Primer Designado Presidencial Salvador Nasralla y el gobierno encabezado por Xiomara Castro, la alianza firmada el año pasado para vencer “la dictadura” duró poco y la separación entre ambos políticos solo genera descontento en un pueblo que confió y creyó en la nueva gobernación.

El desagrado de la población hondureña no es sinónimo de injusticia como algunos funcionarios de Libre lo han juzgado, sino que las expectativas en la “Alianza” eran altas ya que se vivió en una etapa oscura de donde no se esperó casi nada bueno y se optó por un cambio de autoridades que le dieran a Honduras cierto equilibrio social.   

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