A partir de mayo, el presidente más popular de la región y la figura mejor valorada en su propio país

Bukele se ha definido como “el presidente más cool del mundo”. Su popularidad, además, es reflejo de un cambio generacional en la vida política nacional. Su principal bandera desde la Presidencia ha sido la reducción de la violencia, cuya tasa bajó de 50 a 19 homicidios por cada 100.000 habitantes en lo que va de su Gobierno.

Se metió a la política en el FMLN y su primer triunfo electoral fue en la alcaldía de Nuevo Cuscatlán en 2012. Tres años después le arrebató a la derecha la alcaldía de la capital, San Salvador, gracias al diseño de campañas que oxigenaron las opciones de su partido. Pero el FMLN terminó expulsándolo por tensiones internas, después de que llamase «bruja» a una concejal. El desparpajo fue demasiado para la «vieja» izquierda.

La economía de El Salvador también vive un repunte. En una reciente entrevista con Fox News, en perfecto inglés, Bukele decía que su país había dejado de exportar tantos migrantes a Estados Unidos porque corren nuevos aires de prosperidad y seguridad en la nación. No mencionó la patrulla fronteriza que creó para detener a quienes organicen caravanas que se propongan alcanzar la frontera con la tierra del Tío Sam.

Cabe destacar que, la pandemia de coronavirus ha sido respondida con ayudas económicas, mucho endeudamiento público y medidas coercitivas “extremas” que han justificado la detención de 16.000 personas por saltarse las cuarentenas. En el camino, enfrentamientos con la prensa y con sus críticos dentro y fuera de El Salvador. A partir de mayo, el presidente más popular de la región y la figura mejor valorada en su propio país podrá gobernar a sus anchas. Una oportunidad, o una condena, para quien se ha quejado durante casi dos años de que no ha podido avanzar más porque las demás instituciones no le dejan hacerlo.

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