La ministra de Salud, Alba Consuelo Flores, confirmó ayer que se investiga el primer caso de “hongo negro” en Honduras. El paciente tiene 56 años de edad, contrajo el COVID-19 en diciembre y procede de Tegucigalpa, pero fue abordado en San Pedro Sula y evoluciona bien, se conoció.
“El hongo negro”, anteriormente denominado “Cigomicosis” es por definición una infección fúngica grave, pero extraña que es causada por un grupo de mohos llamados mucormicetos. La mucormicosis afecta principalmente a pacientes con problemas de salud de base, como diabetes o sida, o que toman medicamentos que reducen la capacidad del cuerpo para combatir gérmenes y enfermedades como es el caso de los pacientes de COVID-19.
En la India se presentaron miles de casos y en América Latina (AL) en Uruguay, Brasil, Chile y México se registraron también algunos pacientes. En ese sentido, Valle dijo que “esta es una infección oportunista que se presenta en los pacientes que tienen bajas las defensas como los afectados por el coronavirus”.
Se le denomina “hongo negro” porque “mata las células que producen mucosas en la nariz y en la boca, pero no es originario de la India, sino que se están presentando bastantes casos en ese país porque el contagio del COVID-19 es alto, por lo que las probabilidades que se presente esa afección también son altas”.
“En el hospital del Tórax se han estado tratando unos cinco casos sospechosos de “hongo negro” al año en personas sin COVID-19”, señaló. “Pero no deberíamos de alarmarnos porque no a todos los que tienen coronavirus es que también les dará. Los más propensos de adquirirlo son los que tienen bajas las defensas”, afirmó el decano de la facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Jorge Valle.
Lo que se debe aplicar a esas personas con “hongo negro” “son antibióticos porque combaten esas enfermedades oportunistas entre otros medicamentos”, sugirió el experto.