La falta de empleo y la inseguridad han llevado a unos 800 inmigrantes hondureños, entre mujeres, hombres y niños, acompañados de muchos nicaragüenses, a salir el sábado en una nueva caravana hacia EE.UU., pese al peligro que correrán en el largo trayecto que les espera.
Su primer obstáculo, cruzar a Guatemala, por Corinto, punto aduanero fronterizo con Honduras, lo logró una buena parte de manera legal, pero muchos, entre hondureños y nicaragüenses, tuvieron que hacerlo por «puntos ciegos». El llanto de niños recién nacidos y de varias mujeres fue muy conmovedor al llegar al retén policial del punto aduanero de Corinto y enterarse de que no les permitirían pasar porque lo estaban haciendo «de manera irregular».
«Háganlo por humanidad, hemos caminado muchas horas desde Yoro (norte), para que nos digan que no podemos pasar, es la primera vez que estamos intentando salir del país porque ya no podemos vivir aquí», les dijo una inmigrante hondureña a agentes de la Policía Nacional y a un oficial del Instituto Nacional de Migración que estaban solicitando «los documentos que dice la ley».