Banco Mundial: Honduras sigue siendo uno de los países más pobres y desiguales del hemisferio occidental

Según el Banco Mundial, Honduras tiene una economía pequeña, abierta, en gran medida agrícola e informal. Dada su ubicación estratégica, una base industrial sólida, amplios recursos productivos y una creciente población joven, el país tiene el potencial para acelerar su crecimiento y hacerlo de forma resiliente e inclusiva.

Durante la década 2010-2019, el crecimiento promedio anual del Producto Interno Bruto (PIB) en términos reales fue 3.1 por ciento, impulsado principalmente por el consumo privado debido al flujo de remesas. En este período, Honduras se benefició de una gestión de políticas macroeconómicas prudentes, ancladas en la Ley de Responsabilidad Fiscal. En 2018 y 2019, el crecimiento económico del país alcanzó el 3,8 y un 2,7 por ciento, respectivamente. Este crecimiento estuvo por encima del promedio de Centroamérica (1,9 por ciento) y de América Latina y el Caribe (0,9 por ciento). Honduras este crecimiento no se ha traducido en un aumento de los ingresos de los hogares, especialmente en las zonas rurales.

En la actualidad, Honduras sigue siendo uno de los países más pobres y desiguales del hemisferio occidental. En 2019, alrededor de la mitad de la población hondureña (49,5 por ciento) vivía con menos de 6,85 dólares al día (US$6,85 por persona por día en Paridad del Poder Adquisitivo, PPA, de 2017). Esta proporción fue mucho más alta que los promedios de América Latina y el Caribe y Centroamérica para 2019, situados en 27,8 por ciento y 25,6 por ciento, respectivamente. La pobreza extrema alcanzó 12,7 por ciento (US$2,15 por día PPA 2017) y la desigualdad, medida por el Índice de Gini, llegó a 48,2 ese mismo año.

La pandemia de COVID-19 y los huracanes consecutivos Eta e Iota impactaron significati­vamente la economía hondureña en 2020. El PIB real se contrajo un 9 por ciento y la pobreza (línea de US$6,85) aumentó 8,2 puntos porcentuales hasta el 57,7 por ciento en 2020. Una respuesta de política contracíclica amortiguó los efectos de estos múltiples choques; sin embargo, sus programas de asistencia social tuvieron un impacto de mitigación relativamente pequeño. El impacto fue restringido debido a su baja cobertura limitada de programas de asistencia social. Durante ese año, unas 400.000 personas perdieron su trabajo y aproximadamente el 70 por ciento de los hogares reportaron una caída en su ingreso, de acuerdo con las encuestas telefónicas de alta frecuencia en la región del Banco Mundial.

Impulsado por el consumo privado, la reconstrucción posterior a los huracanes Eta y Iota y la fuerte demanda de exportaciones, la economía hondureña se recuperó en un 12,5 por ciento en 2021, alcanzando el nivel previo a la crisis. Asimismo, y a pesar de los desafíos globales en contra y los impactos del huracán Julia (1,2 por ciento del PIB de 2021), el PIB real anual se expandió un 4 por ciento en 2022, según datos preliminares del Banco Central de Honduras. Las previsiones de crecimiento para son del 3,5 por ciento.

Aunque la mejora económica vino acompañada de una reducción estimada de la pobreza en 2021 (al 53,3 por ciento la pobreza moderada), la alta inflación en 2022 limitó un progreso superior. Se estima que la tasa de pobreza disminuyó ligeramente hasta alcanzar 52,4 por ciento y la pobreza extrema al 13,3 por ciento en 2022, mientras que el Índice de Gini se situó en 47,5 por ciento.

Los resultados de desarrollo humano en el país se encuentran entre los más bajos de América Latina y el Caribe. Por ejemplo, de acuerdo con el Indicador de Capital Humano del Banco Mundial, un niño que nace en Honduras será casi la mitad (48 por ciento) de productivo cuando crezca de lo que podría ser si se le garantizara una educación completa y una salud plena.

Para generar más oportunidades para la población más vulnerable en Honduras, se requiere promover un mayor crecimiento económico, mejorar la productividad y competitividad, y promover la inclusión mediante la mejora del acceso a servicios y empleos de calidad. Para alcanzar un crecimiento más inclusivo es necesario implementar reformas institucionales en temas clave como: la sostenibilidad del sector eléctrico, la gobernanza y el clima de negocios.

De igual modo, Honduras tiene el desafío de fortalecer su resiliencia al cambio climático y mejorar la gobernabilidad y la calidad de las instituciones, incluyendo la transparencia e independencia de poderes constitucionales.

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