Jugar 24 partidos oficiales en un transatlántico como el Barcelona mientras cumples 17 años solo está al alcance de los elegidos. Si su carrera no se tuerce, eso será Ansu Fati un futbolista que huele a estrella por todos lados. Rápido, hábil, veloz, potente, regateador, con gol, con capacidad para tomar buenas decisiones, y con ese aura que le hizo empatizar con el aficionado desde el primer día, reúne todas las condiciones, si está bien guiado, para ser un crack. Por eso ha acumulado récords de precocidad en Can Barça este año.
Atacado durante el curso por problemas en las rodillas que tienen que ver con el crecimiento, todo lo que ha visto de Ansu ha sido chispeante, especialmente La conexión que trazó con Messi en el partido contra el Levante y que permita pensar que, tal vez, ahí haya un ‘heredero’ en sentido figurado. Nadie podrá nunca ser el rey Messi, pero sí su ahijado. Ahora, se necesita la valentía de sus jefes. ValverdeQue no se lo había llevado a la gira por Estados Unidos, quedó impresionado en sus primeros entrenamientos con los grandes y se lo sacó del manga. Su irrupción en Pamplona y su partidazo ante el Valencia se convirtió de súbito en jugador del primer equipo. «Se va a quedar con nosotros», dijo el Txingurri.
Con una cláusula de 170 millones de euros que será de 400 oficialmente cuando se convierta en jugador del primer equipo y se le mejora el contrato (ese ruido del Unido tiene mucho que ver), Ansu espera tener todavía cosas que decir esta temporada por más que la recuperación de Suárez y el fichaje de Braithwaite se lo pongan difícil. Ansu es el futuro. Pero también, por qué no, presente.