
El Barça europeo es un desastre. El año pasado cayó eliminado de la campeones por empatar ante el benfica en el Camp Nou y perdió ante el Eintracht en la Europa League. Se le cargó a la herencia. Ayer empató ante el Enterrar y, seguramente, volverá a la Liga Europea por segundo año consecutivo, cuando las expectativas del nuevo proyecto eran conquistar campeones. Una plantilla amplia, reconocida y elogiada por los fichajes de este año no ha podido ganar a ninguno de los equipos potentes de Europa. Perdio ante el bávaro y no ha podido vencer al Enterrar. Solo se ha impuesto al victoria pilsen.
EL BARÇA VIVE INSTALADO EN LA EUFORIA la ilusión y la propaganda, pero lejos de la realidad. El proyecto europeo hoy es humo, sin consistencia. Solo Lewandowski ayer dio la sensacion de ser un jugador de alto nivel europeo. Hubo errores defensivos en los tres goles, sí. En la foto salió Busquets, Piqué y Kessie, pero los fallos son siempre colectivos. Eso de los errores individuales es muy relativo.
AYER FALTÓ ORDEN, REINÓ EL CAOS cuando el equipo se estiró y no se vio un grupo consistente, seria en la propuesta futbolística. La primera parte fue muy diferente a la segunda, como ante el Celta. Pero frente a los gallegos se gana y en Europa se empata. Tras el descanso, el Barça no dominó el partido. Actuó a ráfagas de inspiración, sin trasladar una idea conjunta de juego (ayer, 36 centros al área) mientras la afición se volcó en asistencia y apoyo, viviendo la euforia, ilusión y propaganda del propio club, pero yiéndose al final con la cruel cara de la decepción. Dos años seguidos de Europa League es un fracaso sonado, sin paliativos. Hay que poder decirlo sin causar estragos. Los duelos solo se superan si se lloran. El Barça debe vivir en la realidad para levantarse. En la Liga es líder y dominante. El domingo tiene un Clásico perfecto para borrar la imagen de ayer y recuperar crédito.