Al encontrar las bellas pinturas que hace el artista hondureño, Erwin Josafat Armijo, no lo dudamos ni un instante en contactarlo para conocer su historia, y como muchos hombres y mujeres que viven del arte, han sido olvidados por los gobiernos de turno, y en 2020 fueron duramente golpeados por la pandemia del coronavirus.
“Desde que tengo memoria me gustaba dibujar y a los 10 años ya podría dibujar rostros de gente”, inicio contándonos.
Erwin Josafat Armijo nació en Tegucigalpa, tiene 27 años, se crio con sus abuelos, viene de un hogar desintegrado, humilde, aunque no tuvo una mamá o un papá que lo guiará, “Con mi familia nunca hemos sido tan unidos, vi pocas veces a mi mamá, y mi papá vive en Estados Unidos desde que yo estaba muy pequeño.
Dios puso a sus abuelos, quienes con mucho sacrificio le han dado su amor y crianza, y el resultado de ese cuidado es un gran artista hondureño, que tiene magia en sus manos, y nos transporta a otra dimensión con sus bellas pinturas. “Me crie con mis abuelos, éramos una familia pobre. Por lo tanto, no tenía muchos juguetes, solo páginas y lápices. así que desde que tengo memoria empecé a dibujar todo lo que imaginaba, todo lo que deseaba tener mas no podía”
