
RÍO DE JANEIRO, BRASIL – (Opinión) Ciertamente ha sido fácil destruir a Brasil últimamente. Parece haberse convertido en una mini industria para los medios de comunicación del mundo.
The New York Times, The Economist y muchos otros se han centrado en lo que está mal en el país: sus explosivos casos Covid-19; su presidente arrogante, imprudente, desventurado y ahora infectado por Covid-19; su economía deprimida; sus incendios en el Amazonas reclaman y destruyen más y más de lo que se llama, correcta o incorrectamente, «los pulmones del planeta»; y su desprecio criminal por los pueblos indígenas.
Uno oye con creciente regularidad cansados viejos frases como «Brasil …
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