En un anuncio que podría tener un impacto significativo en la vida de miles de hondureños, algunos de los líderes de la Pandilla 18, que cumplen condena en la cárcel de máxima seguridad en Ilama, Santa Bárbara conocida como "El Pozo", han prometido cesar el cobro de extorsión o "impuesto de guerra". Este anuncio genera esperanza para los ciudadanos y comerciantes hondureños que han sido víctimas de este tipo de crimen durante años.
Según lo expresado por uno de los líderes de la estructura criminal, ya no permitirán que nadie utilice su nombre para seguir extorsionando a la población. Además, lanzaron una advertencia contundente: aquellos que continúen usando el nombre de la Pandilla 18 para extorsionar, tendrán que "dar cuentas" ante ellos. "A las personas que les hice el daño, reconozco lo que hicimos, pero pido disculpas por lo que pasó, eso ya lo estamos parando", afirmó uno de los miembros.
Con esta declaración, se espera que miles de hondureños dejen de pagar las millonarias sumas de dinero que eran exigidas bajo amenaza de violencia. Este movimiento podría permitir que comerciantes, empresarios y ciudadanos comunes puedan retomar sus actividades económicas sin temor a represalias, lo que, a su vez, beneficiaría el desarrollo económico del país.
Los miembros de la Pandilla 18 en "El Pozo" reiteraron que su intención es contribuir a la mejora del país, señalando que están comprometidos a detener toda forma de violencia y extorsión.