Zambrano señaló que aquellos que ocupan de manera ilegítima la coordinación del Congreso solo actúan como "mandaderos" del Poder Ejecutivo.
El legislador subrayó que una simple llamada fue suficiente para desestimar los consensos alcanzados entre las diferentes bancadas políticas, lo que impidió la presentación de una moción de interpelación al jefe del Estado Mayor Conjunto. Esta situación pone en evidencia la falta de autonomía y seriedad del Congreso Nacional.
Además, Zambrano no escatimó en críticas al calificar al actual Congreso como uno de los diez más corruptos a nivel mundial.
La percepción del pueblo hondureño es clara: muchos consideran que este organismo se ha convertido en el peor de la historia del país.
La situación plantea interrogantes sobre la transparencia y el compromiso de los representantes del pueblo ante la creciente desconfianza ciudadana.
Las declaraciones de Zambrano resuenan en un contexto donde la corrupción sigue siendo un tema central en el debate nacional. Las implicaciones de estos hechos podrían tener repercusiones significativas en el futuro político de Honduras.