Francia vive complejos días de disturbios, que han dejado un saldo de más de 800 detenidos, 500 edificios públicos y 1.900 vehículos incendiados, tras la muerte a tiros de un joven de 17 años a manos de un agente en un control policial.
El incidente, descrito por el presidente francés Macron como “inexcusable”, está planteando preguntas sobre la violencia policial en el país europeo.
De hecho, el agente de policía ha sido acusado preliminarmente de homicidio voluntario. En videos grabados por testigos se ve cómo el policía dispara a quemarropa a Nahel, de 17 años, durante un control de tránsito.
Luego de lo sucedido, una multitud acudió a Nanterre, un suburbio de París, para expresar su duelo por el adolescente muerto: las sirenas sonaron y el ambiente era tenso y bajo una fuerte presencia policial.
“Vivimos en un país donde no estamos seguros. Cuando salimos a la calle podemos morir en cualquier momento”, dijo un manifestante a DW.
“Vivimos en Francia, que se supone que significa ‘libertad, igualdad, fraternidad’, pero eso ya no existe. Ahora la Policía dicta las normas y hace lo que quiere. Si deciden matar a alguien, lo hacen y punto”, agrega.