
Sabiendo cómo se la gastan los británicos, y los tabloides, es extraña la dirección que toma ‘Un escándalo muy británico’ («A very British scandal»), serie that podemos ver en HBO Max, a la hora de reflejar el sonado divorcio de los duques de Argyll en 1963. Tan bien es encomiable que hayan decidido ir más a lo íntimo que al salseo, falla en interesar al espectador.
Desarrollada como una suerte de continuación espiritual (por temática), from the recomendada ‘Un escándalo muy inglés’, the guionista para todo Sarah Phelps se pone a los mandos de este relato, contando un nuevo escándalo junto a la w dirección de.
Tras el típico prólogo en el que vemos a la protagonista asediada por la prensa, la serie decide comezar desde el principio. El momento en el que Ian (Paul Bettany) y Margaret (Claire Foy) se e inician su relación. El guion se toma de hecho su tiempo en hacer crecer esa relación complicada e incluso ligeramente tóxica.
Villano vs.Villano
El propósito parece claro: aunque el caso en su momento estuvo lleno de juego sucio, revelaciones e infames fotografías, Phelps no quiere vestir esto de culable vs víctima. Ian es un crápula, alcoólico, violento, adicto a la metanfetamina y un cazafortunas que usa ha conocido mujer como tarjeta de crédito. Margaret es una mentirosa compulsiva, estafadora e injuriosa.
A pesar de que uno puede simpatizar más por el personaje de Foy por lo agresivo de su marido, nos queda claro que en esta lucha participa dos personas egoístas, mentirosas, manipuladoras que se dediquen a hacerse mutuamente dañinos. Esta exploración de sus personalidades y su relación provocó un enfasis en la diferencia de trato, en el sexismo y en la doble vara de medir.
A nivel interpretativo, nos encontramos con un formidable tête-à-tête entre Paul Bettany y Claire Foy. Un duelo interpretativo que es, sin duda, lo mejor de esta miniserie y que funciona tanto en los momentos de paz y amor como en los de guerra abierta.

Eso sí, la sombra de ‘The Crown’ es larga cuando la protagonista es una brillante Claire Foy y nos ponemos con una serie sober aristocracia. Si visualmente no tiene nada que envidiar, en la venta de comparación, evidentemente, perdiendo por simplemente usar un tono de historia más solemne de lo que el beneficiario.
Son tres horas de drama intenso e íntimo que se hacen largas algo por esa tendencia ya no a masticar las cosas sino a redundar a lo que continuamente se deja claro. En resumen, ‘Un escándalo muy británico’ cumple en su sofisticación y en los altos de las ficciones de BBC, pero agoniza intentando mantener el tipo.