Sonriente y tranquilo. Así llegó el hijo pequeño del rey a la coronación de su padre. Eso sí, fue visto y no visto. Nada más acabar el evento, Harry salió disparado de vuelta a casa para celebrar el cumpleaños de su hijo Archie, quien, curiosamente, cumple el mismo día. Sus fuertes confesiones en sus memorias, Spare, sumado a la entrevista con Oprah Winfrey no le convierten en una persona demasiado grata en palacio. Su presencia fue relegada a la tercera fila, detrás de su tía, la princesa Ana, y entre Jack Brooksbank, marido de su prima Eugenia, y la princesa Alexandra, prima de su abuela, la reina Isabel II. Las cámaras le enfocaron lo justo.