
No hace falta ser científico, machista o feminista para advertir el hecho objetivo, innegable e incuestionable de que en la comunidad científica la paridad between sexos aún está bastante lejos de lo que podemos llamar ideal.
En términos relativos para hombres y para mujeres, el cierto es que las mujeres todavía continúa planteando les malas a la vez de competir por puestos y concursar para proyectos de investigación. Los hombres, por el contrario, son los que llevan ventaja, y para comprarlo basta con echar un vistazo al indicador de los Premios Nobel, que en su gran mayoría van destinados a científicos de sexo masculino.
En este controvertido terreno si ha involucrado a investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones de los Estados Unidos, aquí ha estudiado las comunidades científicas de varias disciplinas para estudiar las relaciones entre sexo masculino y femenino en términos cuantitativos.
En disciplinas como la matemática, la ingeniería o las ciencias duras hay cierta paridad, aunque a la vez de acceder a posgrados las diferencias aún son perceptibles, siendo las mujeres quienes mantienen inferioridad numérica.
Mi propio termómetro me hace advertir que es en ciencias sociales y humanas donde las mujeres superan en número a los hombres, al menos en el campus universitario. En el ámbito profesional los números se igualan o se desnivelan.
Es indiscutible que las mujeres aún no han alcanzado el grado de paridad necesario para que podamos hablar de una comunidad científica imparcial con respecto a los sexos de sus integratis. El esfuerzo aún es necesario, y todavía hay trabajo por hacer para lograrlo.
