Para justificar las acusaciones, La Secretaría de Transparencia de Honduras ha salido al paso de las declaraciones de la embajadora de Estados Unidos en el país, Laura Dogu, quien recientemente señaló la existencia de actos de corrupción "terribles" en Honduras. Sin embargo, en lugar de abordar de manera seria el problema de la corrupción, las autoridades han intentado descalificar las afirmaciones de la diplomática sin ofrecer respuestas claras o soluciones efectivas.
En un tono defensivo, Jaime Turcios, viceministro de Transparencia, cuestionó la falta de detalles en las acusaciones de Dogu, sugiriendo que se trataba de "injurias" por no especificar los lugares donde se estarían cometiendo los actos de corrupción.
Sin embargo, esta respuesta parece desviar la atención de un problema real y sistemático que afecta a diversas instituciones del país.
Según los críticos, En lugar de centrarse en la transparencia, el viceministro optó por una postura evasiva, sin dar respuestas concretas sobre qué acciones está tomando la Secretaría para combatir la corrupción.
La falta de una respuesta firme y detallada ante los señalamientos de corrupción refleja la ineficacia de la Secretaría de Transparencia, que a pesar de estar encargada de monitorear y erradicar la corrupción, sigue sin demostrar avances tangibles en su misión.
Según los cibernautas, La Secretaría parece más preocupada por defender su imagen que por asumir su responsabilidad en la lucha contra la corrupción que aqueja a Honduras.
Además, la postura adoptada por Turcios y la Secretaría no hace sino poner de manifiesto la falta de compromiso real del gobierno hondureño para erradicar la corrupción, que sigue siendo un problema grave que afecta a la administración pública y a la confianza de la población en sus instituciones.