“El único que me quiere es mi papá”, dice Milagro, recordando los momentos en los que su padre siempre estuvo presente para darle buenos consejos y mostrarle cariño, aunque no estuviera presente en el aspecto económico. Siempre se preocupó por su bienestar emocional y personal, enseñándole a valorarse a sí misma.
A pesar de todo, Milagro sigue viendo lo bueno en su padre, y mantiene la fe: que él se cure, que se libere del alcohol y que vuelva a ser el hombre noble y generoso que siempre fue.
Dios le ha concedido muchas bendiciones, y Milagro es agradecida por ello. Sin embargo, aún sigue pidiendo con todo su corazón que su padre encuentre la paz y la sanación que tanto necesita.