En un acto educativo que ha generado admiración, una madre decidió dar una lección de responsabilidad a su hijo luego de que perdiera todos sus colores por estar jugando en su escuela. Para que aprendiera el valor de las cosas, la madre le dio una caja de chicles y lo incentivó a venderlos para que pudiera comprar nuevos colores con el dinero ganado.
La lección dio frutos, ya que el niño vendió todos los chicles y, con el dinero recaudado, logró comprarse una nueva caja de colores.
Esta experiencia le permitió comprender que las cosas se obtienen a través del esfuerzo y dedicación, y, sin duda, es poco probable que vuelva a perder sus materiales.
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