un misterio de asesinato mágico y de múltiples capas

“Tsu mierda no pasa en cluedo”, dice uno de Cebolla de vidrioLos jugadores clave de, marcando sospechosos, motivos y ubicaciones en una cuadrícula que se ve exactamente como la que obtienes en el juego de mesa. «Eso es porque es un juego terrible», dice el superdetective Benoit Blanc (Daniel Craig). Si desea una mejor manera de pasar la tarde de Navidad con la familia, entonces qué le parece la inmaculada novela policíaca de Rian Johnson: una ingeniosa caja de selección de celebridades llena de secretos que será aún más divertido si la ve por segunda y tercera vez.

Casi exactamente lo que esperarías de la secuela multimillonaria de 2019 Cuchillos fuera ser – estar Cebolla de vidrio es un riff más grande, llamativo, divertido, retorcido e inteligente de todo lo que funcionó bien la primera vez. Puede que no tenga la clase del viejo mundo del original, y ahora llega con una fanfarria completa de Netflix en lugar de aparecer sigilosamente como una joya escondida, pero es casi imposible verlo sin sentir que te están tratando con algo especial.

Al igual que con las novelas de Agatha Christie a las que constantemente guiña el ojo, no es necesario haber visto la primera para saber qué está pasando. Esta es una historia independiente, con solo Blanc regresando como el detective más inteligente del mundo (con el extraño acento ‘Foghorn Leghorn’ de Craig). Esta vez, el asesinato se traslada de una casa solariega inglesa a una isla griega privada cuando el multimillonario tecnológico de Edward Norton, Miles Bron (piense en que Elon Musk conoce a Richard Branson) decide organizar la madre de todas las fiestas misteriosas de asesinatos. Y eso es todo lo que querrás estropear de la trama antes de entrar.

A lo largo del viaje se encuentra la ex socia comercial de Bron (Janelle Monáe), una supercientífica (Leslie Odom Jr.), una estrella de Twitch de info-wars (Dave Bautista), una aspirante a senadora (Kathryn Hahn) y una exsupermodelo (Kate Hudson). Y eso sin contar los cameos de la lista A (incluidas las actuaciones finales en pantalla de Stephen Sondheim y Angela Lansbury). El conjunto puede estar abarrotado, pero nunca se siente desequilibrado, con Craig (todavía en excelente forma) solo eclipsado por Monáe.

Quizás la mejor manera de absorber Cebolla de vidrio es hacer una pausa cada 20 minutos para que todos puedan intentar adivinar quién es el culpable. Sin embargo, incluso sin ese lujo de transmisión, la película zigzaguea alrededor de la trama de una manera apasionante. De alguna manera, también hay espacio para encajar en alguna sátira puntiaguda (incluido un discurso que asa la propia interrupción de Johnson de la saga Star Wars).

Todo lo que este año es horrible muerte en el nilo no fue Cebolla de vidrio celebra el misterio del asesinato con estilo y descaro creando el juego de salón más caro de Hollywood. Para eso se hicieron las tardes de invierno.