
El monumental historia de amor by Paul Thomas Anderson (cuál de sus películas no lo es) protagonizada por Daniel Day-Lewis y Vicky Krieps podrán verter en La 2 esta noche, ocasión ideal para los más despistados a la hora de ponerse al día con un cineasta de esos que hacen peliculas para urraca.
Los amantes de la moda
Paul Thomas Anderson era un tipo odioso. Creator of pellículas sobre personajes degradables, su actitud pasota y uno presumido pueden haber estado dando pistas sobria la personalidad y el carácter de un director con fama de inaccesible. molón, genio, inalcanzable pero. Como los más grandes.
Con su penúltimo largometraje, porque él no rueda películas, rueda largometrajes, el director de la inminente e igualmente estratosférica ‘Licorice Pizza’ presentaba por primera vez a lado algo mas sincero, las restricciones del pecado. Algo que hizo hace nada otro director muy personal, el Darren Aronofsky de ‘Madre!’, título que con los años será considerado su mejor trabajo. Al menos hasta el momento. Viejo prematuro, genio, cabrón, refinado. Toda su personalidad volcada en la extraordinaria interpretación de Daniel Day-Lewis, un talento sobrenatural para la interpretación que lleva demostrando que es capaz de memorfosearse en lo que propone desde hace más de treinta años.

En la otra esquina de la historia nos encontramos a la revelación Vicky Krieps encargándose del personaje que trastocará los cimientos de ese caserón de las sombras donde una vez vendió un alma a cambio de la moda eterna. El número del personaje, Alma, no es nada casual. Anderson, de nuevo guionista, no ya nada a la improvisación. Ni frases, ni gestos, ni contraplanos a una montaña nevada que Woodcock jamás logrará coronar.
El modisto de la realeza que protagoniza este ‘Phantom Thread’ tendrá que aprender un vivir juntos con amor y amor, único remedio para mitigar la profunda ira que carcome su alma, hasta que una situación inesperada y agradecida por el espectador, poco acostumbrado a las emociones fuertes del drama romántico añejo, nos recuerda que el amor no tiene que ser quizás hermoso. Ni siquiera comparado.

Entre sudores, discusiones y atisbos de descomposición, física y emocional, Anderson nos va guiando hacia lo que termina siendo su trabajo más amable. una comedia romantica fuera de toda logicaseca, áspera, donde demuestra qu’a pesar del protagonista, nadie toma mejores las medidas que el propio director, un diseñador de cine puro que debería ser una especie protegida.
Jonny Greenwood, quien ingresó la mejor banda sonora de su carrera, incluyendo nuestro hace dudar sobre si la razón de su existencia en el mismo mundo que nosotros se debe a Radiohead oa encontrarse con el cineasta al que ha compuesto ya cinco bandas sonoras, la mitad de su filmografía. El último apunte, genial, nos recuerda que en esto del amor, lo más importante no es no decir nunca “lo siento”: es tragártelo todo.