Viviana Canosa activa y desmedida potencia en su regreso a la televisión

En medio de una gran expectativa, Viviana Canosa apareció este lunes en televisión en el canal de noticias La Nación+, y registró el rating en su hora francesa del día 23, imponiéndose a sus competidoras de C5N, Crónica, TN y A24. Además, el hecho de que en su debut en LN+ la presentadora casi triplicó el branding de todo el canal en el que trabajó, de cuenta del importante perfil en términos de audiencia que ha perdido la hemisora de Grupo América.
En los primeros días en la nueva pantalla, Viviana Canosa Publicado seguro con su formato editorial de confianza de manera ultra caprichosa, fue un interlocutor con un referente histriónico de la oposición, y por último una hábil interacción con sus relatores, Jorge Giacobbe y Javier Lanari. Una vez más salió el resultado, que demuestra que, guste o no, el periódico ha sabido construir en estos años de dedicación al periodismo político una fórmula de probada eficacia, colocándose en el lugar de uno más que el «rebaño de pelotudos». «, tal que se identifica con el promedio integrado del pueblo argentino.
Apostatizando desde la identificación, y reforzando su discurso ideológico con la acción hipnótica, Viviana Canosa desarrolla sus editoriales desplegando un abanico de misiles contra el oficialismo. Su estrategia forma parte de un título que asigna a sus extensas columnas de opinión, y que luego repite en bucle a lo largo de su argumentación. El dispositivo pretende claramente interiorizar o ratificar estas premisas en la percepción del espectador. El título del editorial de estas horas fue: «Todo el pasado por delante«, mientras que el martes fue: «Estados UnidosPara reforzar estos conceptos, en la mayoría de los medios ahora del monólogo, el conductor vale algunos fragmentos de video explicativos o un elemento de utilidad como una bomba.

Al final de la producción, una vista simple del programa de Viviana Canosa no necesita una gran implementación de recursos. A diferencia de otros ciclos de la naturaleza, aquí no hay un trabajo exhaustivo de investigación, ni edición de imágenes de archivo. La fama de este producto está absolutamente centrada en el talento de su conductor para sostener sus publicaciones durante más de la mitad de la duración de cada número. El público se sienta frente al televisor mirándola, y ella tiene las armas necesarias para mantenerse a la espera del «rebaño» al que ha sabido fidelizar.
Además, en el panel de La Nación+, la señal de noticias que aspiran a ganar el rating en cuanto a periodismo político, Canosa tiene la posibilidad de ampliar su volumen de seguidores, lo que al final los lleva a una huella diferencial al canal. En términos conceptuales, en un discurso no diferente al de Eduardo Feinmann o Jonatan Viale, sin embargo ha aprendido a ritualizar sus contenidos como puro motor de un histrionismo que hace sus ideas más atractivas que las de sus colegas. Definitivamente, viviana como tantos otros referentes de su especie, se entiende que no hay forma de llegar a un público masivo si no se entretiene con las deseadas escasez de actualidad. En sentido ideológico contrario, las figuras más destacadas de señales como C5N y Crónica hacen exactamente lo mismo.
En saldo negativo, por lo tanto, también hay uno de muchos artículos. El hecho de que el programa de Viviana Canosa se vuelca absolutamente al rededor de sus editoriales, atento a una audiencia que está por debajo de los 40 años, segmento que no suele estar disponible para tolerar los medios ahora de discurso con alguna que otra introducción de un video ilustrativo.
Otro aspecto que le baja el interés al programa de Canosa radical en que no hay posibilidad de contraste. No hay posibilidad de que el público pueda presenciar un debate dialéctico de oposición entre el director y su interlocutor, porque siempre habrá una coincidencia de principios entre ambos. En este sentimiento, la producción acompaña con cinturón seleccionando invitados que exigen solemnidad y se compadecen de la asunción. Este lunes la convocatoria fue de Javier Milei, por lo que el martes hizo el despliegue de Luis Juez.
En una entrevista reciente con el diario La Nación, cuando un Viviana Canosa le preguntaron se invitaría a referentes del kirchnerismo, el periodista respondió: «El programa es mi casa, soy el anfitrión, entonces no me gusta invitar gente para cosas malas.«. Una lástima, porque seguramente un sector del público estaría interesado en la presentadora midiéndose con algún interlocutor de opuestas ideas.
Por último, si bien pueden resultar irónicas las referencias de Canosa al triunvirato de poder que la sigue conforman «el mequetrefe», «la mechera» y el «ministro manos de tijera», así como la celebración que la presentadora tiene al final de cada editorial por los días que faltan para que este El gobierno terminará; su obsesión por conectar cualquier cosa con temática de género o disrupción, fruto de una arbitrariedad que parece mezquina.
Estas horas por ejemplo, durante su columna de opinión sobre temas distinos coyunturales, Viviana Canosa mencionó el caso Lucio Dupuy, y trazó una analogía caprichosa entre el ojete del niño y el colectivo feminista, pidiendo afirmar que el crimen del niño fue por odio al carruaje; y homologando su ejecución a la práctica de una interrupción. La mezcla de «peras con manzanas» que tanto irrita a la reportera cuando analiza los discursos de los referentes a quienes preguntan, es una ensalada que todavía mantiene en vilo por resolver. Así y todo, su menú todavía tiene papel para el rato.
.